martes, 28 de noviembre de 2017

HOY ARGENTINA SERÁ OTRA

No es un juego de palabras ni tampoco una mala redacción verbal. Es que hoy en Argentina amanecimos con una Ley Nacional de Paridad. Amanecimos con una Ley que contempla la Igualdad en un brazo constructor de la realidad como es el de la política. Los abrazos sororos y de igualdad de géneros despiertan profundas emociones de lucha. Hoy es transformación.
Este derecho alcanzado, en un clima de argentina de pérdidas de derechos, testimonia que cuando la causa es real y justa, se alcanza.
Pero la Argentina de hoy será otra. Porque materialmente veremos esta construcción social y política en las no tan lejanas elecciones del 2019. Será otra la Argentina no me caben dudas. Tenemos más de un año para que esta realidad trasvase todos los estamentos políticos e institucionales públicos y privados tan necesarios también para construir una verdadera igualdad.
Depende de nosotras esa construcción, de mantener la lucha en el día a día, en todo lugar y momento. Seguir abriendo debates, discusiones, visibilizando desigualdades en todos los ámbitos de nuestras vidas.
La Igualdad es una construcción colectiva, es un cambio cultural que nos debe involucrar a todas y todos. "Una y Uno" es un enorme paso que hemos dado en nuestro país como sociedad, suponiendo de un gran consenso colectivo representado por nuestras legisladoras y legisladores.
Nos quedan por conquistar muchos espacios y ámbitos de poder donde también es necesaria la Igualdad. Ámbitos como el de la salud, la educacion, la economía, la justicia, aún padecen de una mirada sesgada y en casos particulares misóginas. Es fundamental reconvertir estos espacios para producir concretas transformaciones que generen igualdad de oportunidades humanas.
La Igualdad es sine qua non la condición necesaria y esencial para que la democracia sea real y funcione correctamente.
Si nos ven sonrientes por la calle, sepan que es porque hoy somos Ley de Paridad. Sepan que estamos orgullosas. Sepan que estamos más fuertes. Sepan que nuestras luchas no van a claudicar. Sepan que las mujeres somos el poder de las mujeres. Sepan que somos Una y Uno.

martes, 18 de abril de 2017

La arrogancia del periodismo



La arrogancia infatigable del hombre, lo lleva al extremo de las relaciones humanas, donde perder es lo mismo que ganar. Lo importante pasa a ser el ser, aunque carezca de un interior digno que lo denote como lo importante. En este trato de vida, se construyen las agendas, las políticas y se forjan las vidas. Así, en un limbo de arrogancia.

Los gritos de cada lado de la grieta buscan plasmar las verdades confundidas y manipuladas por los grandes parlantes y productores de la falsa realidad. Exageraciones multiplicadas y garantistas de lo improbable se tapan unas a otras en una suerte de milhojas que lejos de convertirse en una exquisitez cae como ladrillo en el interior de cada receptor.

Todo vale y a la vez todo carece de valor. Lo importante pierde visibilidad en una tiniebla de palabras que empañan mentes y corazones. Que si fue violada y asesinada, que si la prendió fuego, que si abuso de su niñez indiscriminadamente, si fue asfixiado por una bomba química, si fue muerto por una bala, pasaron a ser circunstancias porque lo indiscutible pasó a ser discutible. Porque para los periodistas payasos lo importante es discutir, refutar y enchastrar, a lo que llaman un buen show.

Esa cosa de orgullo del poder de la palabra, se ha convertido en el peor asesino en serie de la sociedad. Es necesario volver a reflexionar sobre qué decimos y cómo lo decimos. Y quiénes lo dicen. Creo profundamente en la libertad de expresión, pero no en ésta camuflada y dañina. Las y los comunicadores deben repensarse y hacer una fuerte autocrítica. Los medios son los hombres y mujeres que lo hacen.

Quiero pensar que hay chance de volver a los debates sanos cuyo punto de partida sean los valores comunes que tenemos como sociedad. El periodismo que dice no estar politizado, miente. El mundo en el siglo XXI emana política. Realmente creo en el periodismo como cuarto poder, y como tal adquiere de una responsabilidad trascendental para el crecimiento de hombres y mujeres en una sociedad donde prevalezca la justicia social.

Quizás muchos comunicadores sientan aprensión por el termino justicia social, tal vez en la testarudez política lo asocien al peronismo; y si bien ambos son indisolubles, podrían volver a tomar ese concepto que significa una sociedad de iguales, en igualdad de oportunidades.
La información no está en mirar nuestros propios ombligos. Un buen ejercicio para comenzar a modificar estas malas prácticas seria pasarla por mente y corazón.

Ninguna verdad tiene sello de autor. La única verdad es la realidad.  

jueves, 22 de diciembre de 2016

Hacer lo que somos o ser lo que hacemos

Leía una noticia que relata la liberarción de una mujer boliviana que estuvo presa un año; la cuota despavorida que tiene la noticia es que la mujer, no conocía otra lengua que la quechua, por lo tanto desconocía el tratamiento diario del procedimiento legal, dicho en criollo, era lo mismo que tener una mordaza y sordos sus oídos. Un completo estado de indefensión.

En su defensa, organismos de derechos humanos le dieron protección, voz y oídos. Luego de años de una condena discriminatoria, lograron su libertad.

Es espeluznante pensarlo. Me pongo en sus zapatos y siento en el pecho la opresión de la "(in) justicia". Cuánto habrá podido comprender y aceptar de lo que le sucedió, cómo corría el tiempo intramuro, qué cosas habrán pasado por su mente.

Imposible no comparar este caso con el de Milagro Sala...pensalo.

Pero la justicia, no es una máquina detectora de criminales o inocentes. La Justicia es el hombre. Y es hora que empecemos a visualizar quienes manejan los hilos de la balanza, y que sepan que los estamos observando, y que somos muchos los que ya no tenemos una venda en los ojos.

Desde hace un tiempo a esta parte, he prestado atención a los trabajadores de la justicia. Porque todos, desde los señores jueces, hasta el último abogado raso, (perdón que no los llame "senior") son trabajadores de la justicia. Y no es cuestión de dibujar una grieta, pero claramente hay de los dos lados grandes diferencias entre los justos y los injustos. Porque impartir justicia no se trata de ponderar cuanto hay de justo o injusto, se trata de ser imparcial, ajustarse a las leyes y derechos pero siempre, siempre, con una mirada humanizadora.

Los trajes y corbatas deben haber quitado sensibilidad a las pieles de los trabajadores de la justicia, y los manuales y tomos y tomos de bibliografías que leen y estudian, se han convertido en letras heladas que repiten como loros sin darles un sentido más que a su razón subjetiva y egocéntrica. Escuchen al abogado querellante de Milagro Sala y verán que no exagero.

Algo pasa con los profesionales en general. En algún momento se pierde la brújula de la sensibilidad. Lo veo en la Justicia, lo veo en los médicos, lo veo en los periodistas, y podría seguir nombrando profesiones.

Hay algo que está fallando en nuestra sociedad; hay en algún momento una filtración que ya condiciona el grado de humanidad con el que vas convivir con tus pares. En ese momento se da la grieta. Esa grieta puede ser un estrado, una ventanilla de atención, un teléfono de por medio, una camilla en un consultorio, un pizarrón, un escenario, un micrófono. Una grieta entre el que necesita y el que tiene lo que uno necesita. Y eso es tan amplio...desde un servicio, hasta tu libertad.

Claro que siempre el que más necesita es el que siempre está más lejos. Y ahí es donde debemos poner nuestra humanidad, nuestra mayor atención, nuestro profesionalismo. Lo que uno elige ser en la vida, siempre va a impactar en otro. La vocación en definitiva, no es solo tu elección, es también tu buen desempeño. Eso dirá que tipo de profesional sos y que tipo de persona tu profesión hace de vos.






sábado, 10 de diciembre de 2016

El optimismo dónde está



A un año de Macri en el gobierno, la ola de optimismo parece haber sido abducida por el centro de la tierra.


Este año hemos comprobado que en realidad fue la alegría del pesimismo. Agoreros de la pesada herencia, de medidas retractoras, del ensanchamiento de la pobreza, del desprendimiento de derechos conquistados, y parados desde un circulo negro, se ocuparon de desparramar el pesimismo y llevar a la Argentina a una foto del pasado muy pasado que la pinta con una mueca de tristeza, lejos de una sonrisa.

Algunas estadísticas* del día dicen que el 43,1% de encuestados considera el primer año de gestión como negativo o muy negativo, y que más de la mitad de los encuestados, el 51,6%, considera que está cumpliendo con sus promesas de campaña, mientras que un  40,3 % sostiene que la situación económica del país estará peor o mucho peor "en los próximos meses". Macri se está comiendo su propio pesimismo.

Imposible sonreir. Imposible ahora ser optimistas y menos que menos que algo de esto provoque alegría. Es hora de ponernos serios y ver como tiramos todos para el mismo lugar, para una Argentina que vuelva a incluir a todas y todos.







*Management & Fit


jueves, 8 de diciembre de 2016

Las luces vuelven a parpadear



Asoman tímidamente los destellos de luz desde las ventanas. Otra Navidad está por llegar y lo arbolitos empiezan a estirar sus ramas para sostener los añejos adornos y soportar el peso de los nuevos. Todo se intenta reciclar hasta las ganas de una nueva fiesta.

Comienzan los intercambios de ideas, las provocadoras comidas, las reuniones familiares, las desuniones, la falta del pan dulce en la mesa, la abundancia del consumo y la carencia espiritual.

Como si una vez más el año pareciera ser el último, y como se pueda, se piensa en agotar el festejo. Los esfuerzos disecados como las pasas de uvas, tensionan los límites del "hasta donde puedo" y con "lo que puedo".

Siempre las fiestas de diciembre, son difíciles. Y en cada año que se renueva deseamos que sea mejor. Hasta que nos damos cuenta que quizás el anterior fue mejor que el último, aunque nos demos cuenta a destiempo.

Agotados. Por comer demasiado, o por no tener que comer.
Agotados. Por que fue un mundo de gente, o por que eramos pocos o faltó ese ser querido a la mesa.
Agotados. Por los ruidos dañinos de los fuegos artificiales o por la ida al hospital producto del uso de los mismos.
Agotados. Porque al otro día hay que seguir festejando y todos estamos agotados.

Y si una navidad fuera navidad?
Y si un año nuevo solo fuera un día más?

Pienso en María en ese 8 de diciembre... quizás esta ansiedad de las fiestas, sea esa misma ansiedad que ella sintió hasta la llegada del Niño Jesús.
Entonces mi ansiedad, se aquieta. Ahora, está puesta en él.




FARANDULIZACION DEL PODER



Cuánto hay en la memoria de aquella obra "El príncipe" de Nicolás Maquiavelo dedicada a Lorenzo de Medicis un príncipe de Italia; cuánto quedó de las palabras que componen los 26 capítulos acerca de las cualidades necesarias para que un gobernante asegure su poder...cuánto habrá hoy en la clase política de una lectura similar...

Cuánto hay en la memoria de los artistas de hoy de aquellos Juglares, artistas ambulantes de la europa medieval, que a cambio de unas monedas ofrecian sus espectáculos no solo en las plazas públicas, sino también en las fiestas y los banquetes de los reyes y nobles...hay hoy más juglares o trovadores?...
La globalización nos atraviesa y la incidencia de los medios masivos en la conciencia de la humanidad no es novedad. Acuño una definición sobre la cultura como “la conciencia de los pueblos”. Por lo que me pregunto qué nos atraviesa hoy culturalmente para haber dado permiso a una maraña de entretejidos frívolos que nos invadan para desprestigiar nuestra inteligencia y nuestros valores.

Dejamos atrás aquel concepto de la televisión de “caja boba” para permitir una avanzada de mensajes ponzoñosos que quieren convertir nuestros seres en cajas vacías o estupidizadas que pierdan el rumbo y el sentido de lo verdaderamente importante.

Hay muchas definiciones acerca del Poder, según materia o autor que la analice. Pero hay una generalidad que une a esas definiciones y que las sitúa como sinónimo de fuerza, capacidad, energía o dominio. Mas bien es una sumatoria de esas que definen y construyen la imagen y semejanza en la sociedad de una figura de poder.

Todo esto viene a cuenta de un hartazgo que existe producto de una farundalización del Poder. Miente aquel artista o conductor que diga que no ejerce poder, quien tiene la posibilidad de un micrófono o una lapicera y que llega masivamente creando opiniones; como también miente el político maquillado ansioso por ver encender la luz de la cámara que le abre la ventana a millones de espectadores, ni qué hablar de las sociedades o asociaciones (como más les guste decir) amorosas que da lugar a un nuevo mestizaje.

Los artistas que hablan de política no pueden hablar en nombre de la sociedad, escudándose en “hablo como ciudadano” porque no lo son mientras tengan la posibilidad con un acceso discursivo que los ciudadanos genuinos no tienen. No son ingenuas sus apreciaciones porque están teñidas de sus propias experiencias y valores.

Y así como los artístas se politizan, los políticos se artistizan. Confluyen ambos en una nueva ventana que apunta exclusivamente a la notoriedad y a la popularidad, que no hace otra cosa que hacer crecer sus egos y estimas, y por defecto el de sus adeptos y seguidores. Confunden la política con la popularidad. Quizás, viendo sus antecedentes y analizando sus conductas también confundan popularidad con populismo ahora que lo pienso...

Estos personajes han hecho del poder una farandulización. O una farundalización del poder. En definitiva, no han hecho otra cosa más que quitarle poder al propio poder. Han desprestigiado la herramienta más preciada de credibilidad que una sociedad tiene de sus líderes. Los alcances de sus oratorias no se distinguen, los límites se han vuelto invisibles entre unos y otros convirtiéndose en marionetas de grupos económicos que hoy los manejan. Y no hay peor ejercicio del poder del que lo ejerce y no se muestra, que penetra silenciosamente, cobardemente pero con toda intencionalidad. Dominar.

Es necesario que como parte de la sociedad tomemos conciencia, y seamos multiplicadores de la verdad, entendiendo que esta es la percepción de la realidad. La única manera de desentrañar este ejido de farandulización, es poniendo el foco ahí, poniendo luz a lo que pasa y no seguir reproduciendo el show que nos muestran.

Dejen la farándula y el famoseo, dejen la actuación de lado, basta de acting con caras compungidas, guarden los brillos y las plumas, dejen de buscar la mejor imágen para mostrar, guarden las ropas uniformadas; es hora de volver a portar la celeste y blanca.
El verdadero poder lo tiene siempre el Pueblo. Quien lo reinterprete y no lo subestime será el elegido para volver a representarlo.




Lic. Andrea Balleto